Aquí Zoe está cayendo en un comportamiento destructivo, cada vez más usa la bebida para abstraerse de una realidad que no le gusta. Zoe se siente desbordada por su familia, no sabe que hacer con Adria, su hermana pequeña que es autista, ni como ayudar a su hermano, que está metido en las drogas. Un día conoce a un chico, Mattias, que es diferente a todos los que había conocido antes, no en vano es el ángel de la guardía de su propia hermana.
Si me pongo a pensar en este libro, me parece que las cuatro estrellas que le he dado son demasiadas. Por una parte la historia no está mal, aunque tenga "ese" final (pero demosle las gracias a la autora por hacerlo autoconclusivo), los personajes son decentes, tienen sus virtudes y sus fallos, aunque tampoco me llegan tanto como me hubiera gustado. Es como si el libro tuviera realmente más potencial del que tiene, como si le faltara una ronda de pulido.
Todo el asunto del autismo de Adria está muy bien llevado, tan bien, que es la parte más brillante del libro, si todo fuera como eso, el libro sería explendido, pero le falla algo, no sé si el sentimiento o el anclaje con la realidad.
Mis personajes, Adria, a la que nunca podré entender, pero que me fascina y Chase, que considero que está muy mal aprovechado.
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